En el ocaso de la Dinastía Ming, la corte imperial se encuentra sumida en la corrupción, una característica habitual de los tiranos que dominan la tierra. Los Manchúes aprovechan la debilidad del imperio, y la guerra se avecina. La situación resulta aún más crítica cerca de la frontera noroeste, donde la hambruna generalizada está cobrando vidas a un ritmo alarmante. Para evitar que más inocentes sufran, la hechicera Jade Raksha se enfrenta a los soldados que someten a la población en beneficio propio. En un acto de venganza, los funcionarios locales deciden asesinar al Gobernador Zhuo Zhonglian y culpan a Jade, buscando a los de su culto por un crimen que nunca cometieron.