En 1973, durante el verano en Glasgow, la ciudad está implementando iniciativas para mejorar las condiciones de vida de las personas más desfavorecidas, que carecen de agua caliente y de servicios higiénicos adecuados. A través de un programa de desarrollo, se busca reubicar a los inquilinos que padecen esta difícil situación. La problemática se complica aún más debido a la huelga de los recolectores de basura, lo que representa un riesgo para la salud de los niños, ya que las calles se convierten en un foco de proliferación de ratas.