Mikael trabaja como médico de guardia. Esta es su verdadera vocación. Entre las consultas a pacientes en zonas marginadas, se preocupa por aquellos que han sido olvidados por la sociedad: los adictos y las personas sin hogar. Su entorno está lleno de miseria. Su existencia es caótica, especialmente por la influencia de su primo, que es farmacéutico y le presiona para que redacte recetas fraudulentas de Subutex. De un día para otro, decide dejar atrás el mundo de las drogas y reconstruir su vida. Sin embargo, esto implicará un alto costo.