Hana busca encontrar serenidad tanto mental como física después de haber atravesado un periodo sumamente estresante en su trabajo en un hospital en Ramtha, en la frontera entre Jordania y Siria, donde atendía a las víctimas del conflicto sirio. Encuentra un momento de paz en Luxor (Egipto), un lugar donde residió a los 20 años y donde tuvo una relación con un atractivo arqueólogo llamado Sultan, quien en aquel entonces también se encontraba estudiando allí. En este viaje nostálgico en solitario, intenta lidiar con las emociones que la guerra ha dejado en su interior. Al reencontrarse de manera fortuita con Sultan, la conexión entre ellos se vuelve innegable.