Lola, la abuela moderna y algo desorganizada de Edgar y Robert, asumió la responsabilidad de cuidarlos después del fallecimiento de su hija hace unos años. Los tres residen en una sencilla vivienda en las afueras de Barcelona, sin imaginar que su apacible existencia está a punto de sufrir una transformación radical. Lola ha avanzado en su padecimiento de Alzheimer, y los chicos, decididos a mantener la unidad familiar y evitar un centro de acogida, se encargarán de ella con gran ingenio y una imaginación desbordante, ocultando su enfermedad. Para lograrlo, deberán enfrentarse, al igual que Robert en sus competencias atléticas, a más de 3,000 obstáculos.