Después de la Segunda Guerra Mundial, Siggi Jepsen se encuentra en un internado destinado a jóvenes problemáticos. En este lugar, se le ha asignado la tarea de redactar un ensayo titulado "los placeres del deber", pero no sabe por dónde empezar. Es únicamente cuando se encuentra aislado en una celda que comienzan a aflorar en su mente los recuerdos de su niñez: su padre, Jens Ole Jepsen, un agente de policía, recibió la misión de supervisar al pintor expresionista Ludwig Nansen.