Inspirada en la historia verídica de Ron Woodroof, un vaquero de rodeo de Texas, que era adicto a las drogas y tenía una vida amorosa agitada, recibió en 1986 el diagnóstico de VIH y se le dio un mes de vida. Fue entonces cuando comenzó a utilizar AZT, el único fármaco que existía en ese momento para combatir esta devastadora enfermedad.